miércoles, 18 de julio de 2012

El papel de las emociones en la felicidad





                                                 


Os acerco las reflexiones que aparecen en un rtículo de ENPOSITIVO.COM, con una entrevista a Elsa Punset. Las anotaciones entre paréntesis en gris claro, son matizaciones que he querido incluir para resaltar aspectos relevantes a lo comentado por la escritora.



RUTAS PARA SER FELIZ , de  Elsa Punset

Hay que tener en cuenta que detrás de cada pensamiento y de cada comportamiento hay una emoción, y eso lo olvidamos la mayoría de veces. No somos tanto lo que pensamos, como lo que sentimos.

Lo que no has aprendido en casa no hay más remedio que hacerlo por tu cuenta. Y sobre todo, trabajarlo.

Plasticidad cerebral, es decir, que tu cerebro cambie según le vas entrenando, está muy bien. Pero si no lo entrenas y simplemente repites lo mismo, la vida se convierte en una rutina. Esas rutinas luego son muy difíciles de gestionar y se convierten en algo automático. (Pueden aparecer rigidificaciones en tu forma de hacer, de pensar,…, que te impiden ir más allá de dónde ahora estás).

Retar al cerebro y evitar que te haga hacer siempre lo mismo y de la misma forma. Si no lo haces, te estás perdiendo muchas otras formas de hacer las cosas. Fíjate que las personas que tienen buena suerte son personas capaces de abrir nuevas puertas en su vida y no hacer siempre lo mismo.

Un mecanismo de seguridad que hace que estemos permanentemente luchando entre el miedo y la apertura al mundo.

Cuando no haces lo que hacen todos a tu alrededor, el cerebro despierta unos mecanismos con los que es difícil vivir: Mala conciencia o sentimiento de peligrosidad, por ejemplo.

En nuestra sociedad, el fracaso penaliza. Así es difícil ser creativo y no copiar a los demás. (Incluso arriesgarnos a hacer algo nuevo, o ver la posibilidad de que nueva/s opciones o formas de ver existan y sean una vía de solución a viejos o nuevos problemas que se nos presentan; aunque aquí pueden intervienen más factores, no sólo el miedo al fracaso, sino por ejemplo otros como: una visión cerrada de esta situación, mecanismos de defensa psicológicos, una huida de una confrontación dolorosa de afrontar…).

Dejar los afectos en la familia y en la pareja es un error. (Matizo: lo es cuando uno realmente necesita más fuentes de afecto y de relaciones sociales significativas y su red de apoyo, emocional, siente que está muy reducida en función a sus necesidades).

El dinero te da mucha felicidad porque es lo que te permite salir adelante pero, por encima del modo de supervivencia, el afecto tiene una importancia muy superior al dinero. Se calcula que la gente necesita entre 5 y 12 personas cercanas. Esta red de afectos, que es muy importante para la salud mental de la gente, decrece con la edad. ¡No hacemos nada para impedirlo!.

El afecto no es sólo la pareja, debemos tener una sociedad más preparada para ampliar esta red de afectos, aunque nos hagamos mayores.

El enamoramiento es la fase de la vida en la que estás más abierto a aprender, a descubrir a alguien y a ver el mundo a través de los ojos de otra persona. (Aportación: El Yo y el Tú, busca un Compromiso conjunto creando además de el Yo y el Tú un Nosotros: en el cual tengo en cuenta al otro, y "doy algo de mí" para poder tener en cuenta a mi partener, superando el "miedo" a perderme yo en esa entrega.)

-Si nuestro cerebro está preparado para los cambios, ¿por qué nos cuesta tanto hacerlos?

-El cerebro percibe cualquier cambio como algo que estás perdiendo. El cerebro odia la incertidumbre (Ante la pregunta: ¿qué va a pasar si hago diferente…?, aparecen los temores a las pérdidas, a no saber hacer, a manejarse de forma diferente, a la opinión-juicio de las personas, sobre todo de las que más afecto tiene la persona, …, incluso a dejar algo atrás…) y eres tú el que le tienes que decir lo que está pasando porque, para él, cualquier cambio es un ataque a su supervivencia. Estos cambios, los tienes que hacer de forma deliberada y contraviniendo algo que llevas haciendo durante tiempo de otra manera. Esto es muy duro para el cerebro porque tiene que deshacer un camino neuronal muy grueso y grande. Fíjate que muy poca gente hace cambios cuando está medianamente bien, de ahí que las crisis siempre representen una buena oportunidad para cambiar lo que no funciona.




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